La palabra teología viene de dos vocablos griegos, Theos (θεός) = Dios, y logía (λογία) = Palabra, conocimiento, o razón. En este sentido podemos decir que teología es el estudio acerca de Dios, y efectivamente la teología se trata del ser de Dios: su Ser y sus obras.
Pero enriquezcamos nuestra definición. Para todo estudio se implica un medio o instrumento. Imaginemos que deseamos estudiar inglés, y lo hacemos por medio de un libro, de modo que estamos estudiando inglés por medio de un libro.
En inglés, podemos aprenderlo por medio de libros, videos y una infinidad de recursos. De manera similar, para conocer a Dios podemos usar la creación, las experiencias y la moralidad. Sin embargo, la fuente primaria para conocer a Dios es la Biblia, ya que ella es la fuente inerrante e infalible de su revelación (2 Timoteo 3:16).
Por tanto, una definición más completa de teología sería:
“La teología es el estudio de Dios principalmente por medio de las Santas Escrituras, para conocer a Dios tal como Él es, y adorarlo genuinamente.”
¿La teología es relevante en nuestros días?
Antes de continuar, preguntémonos: ¿es la teología relevante en nuestros días? Para responder, cito a J. I. Packer:
“Descubrimos en nosotros un profundo interés en la teología (disciplina que, desde luego, resulta sumamente fascinante; en el siglo diecisiete constituía el pasatiempo de todo hombre de bien).”
Si reflexionamos sobre la actualidad, parece que la teología no es tan valorada como en siglos pasados. Los no cristianos muestran poco interés en conocer más acerca de Dios, pero lo más preocupante es que, como iglesia evangélica, no estamos promoviendo el estudio profundo de Dios. Para muchos, la palabra “teología” suena abstracta e incómoda.
La teología ha sido sacada de su trono y sustituida por la filosofía, en tiempos anteriores, la teología era la reina de las ciencias, y de hecho según el método científico — proceso sistemático que se utiliza para obtener nuevos conocimientos y validar el conocimiento existente —, la teología es una ciencia. Ahora, en la era materialista en que vivimos la teología se ha vuelto algo cuestionable y relegada a personas carentes de intelecto y raciocinio.
Tomate un instante y piensa en qué parte de la Biblia se nos ordena a leer ¿Tienes alguno? Por su puesto que no, porque no lo hay, lo que la Biblia si nos ordena es a estudiarla, meditarla, obedecerla y enseñarla (2 Tim.2:15; Jos.1:8; Lc.11:28; Deut.6:6-7; Esd.7:10). De modo que, esto no es una opción, pues cómo podremos vivir vidas integras, sino guardamos la Palabra de Dios (Sal.119:9-10).
A lo largo de la historia, siempre ha existido un deseo profundo de conocer lo divino. En diversas culturas ha habido creencias en una divinidad, lo que indica que, de manera intuitiva, la humanidad reconoce la existencia de Dios. Al explorar esta búsqueda, se realiza teología.
Aunque nuestra cultura materialista intenta vivir sin Dios, llega un momento en que las personas lo buscan, ya sea debido a problemas sociales, existenciales, de salud, o incluso para afirmar un ateísmo. Por ejemplo, la afirmación “Dios no puede ser conocido” es en sí misma una postura teológica, pues implica una reflexión sobre la posibilidad de conocer a Dios.
Todos somos teólogos
La humanidad busca, consciente o inconscientemente, expresar o conocer algo sobre Dios. A lo largo de la historia vemos que siempre ha habido un deseo de conocer lo divino, en diferentes culturas ha existido la creencia en una divinidad, es decir que de manera intuitiva la humanidad reconoce la existencia de Dios, y al adentrarse en esta búsqueda hace teología.
Asimismo, aunque nuestra cultura materialista desea vivir sin Dios, llega un momento donde lo busca, sea por problemas sociales, existenciales, de salud, o hasta por afirmar un ateísmo, diciendo cosas tales como: “Dios no puede ser conocido”, y aunque creemos que es una afirmación errónea, es una afirmación teológica, puesto que nos dice algo acerca de Dios: “Dios no puede ser conocido”.
La humanidad busca consciente e inconscientemente decir, o saber algo sobre Dios. De modo que, Dios siempre está presente, así que, la teología es relevante porque todos tenemos una teología o concepto de Dios, en este sentido todos somos teólogos, de ahí que el punto es meditar si nuestra teología es buena o no. Para esto, debemos hacernos ciertas preguntas como ¿Qué es teología, como hacemos teología, y por qué lo hacemos?
En palabras de Juan Sánchez, uno de mis profesores en el Southwestern Baptist Theological Seminary:
Para hacer teología debemos considerar estas preguntas: ¿Cuál es la fuente de hacer la teología? Las Escrituras ¿Por qué hacemos teología? el propósito es pensar los pensamientos de Dios, después de Dios. Entender quién es Dios, como Él se ha revelado y como nosotros podemos conocerlo. En síntesis, es estudiar para conocer quién es Dios. La teología cristiana es una búsqueda santa de una persona redimida para buscar comprender y conocer a Dios tal como Él se ha revelado en las Escrituras, su carácter, y sus obras para que podamos verdaderamente adorarlo.
Un llamado ineludible
Así que podemos decir que todos tenemos una teología, lo que significa que todos contamos con un conocimiento de Dios, ya sea de forma empirista, racionalista, atea, espiritista o cualquiera de los muchos “-istas” que existen. Desde la persona más común hasta la más encumbrada que podamos imaginar, todos somos teólogos. Pero, a diferencia de todos ellos, la Escritura nos da un llamado santo a todo discípulo de Cristo.
Este llamado es a conocer a Dios. Oseas 6:6 dice:
“Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.”
Muchos han dicho que nuestra generación cristiana está más inclinada a las relaciones que al estudio serio de las Escrituras. Un paseo al cine, al campo o una reunión social se llena más rápido que un estudio profundo sobre los atributos de Dios. Esto puede deberse a múltiples razones, entre ellas el temor a caer en frialdad. ¿Cuántos hemos escuchado a cristianos interpretar 2 Corintios 3:6 —“la letra mata, mas el espíritu vivifica”— argumentando que la “vida espiritual” (como levantar las manos al cantar) debe estar por encima de “estudiar la Biblia”?
Esto es un sinsentido, porque es imposible tener una vida espiritual genuina sin estudiar las Escrituras (Juan 8:31-32; Efesios 4:14-15; Mateo 7:24-25). El salmista dice:
«¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.»
No es por fuerza de voluntad, ni por llorar más, ni por vestirse más “santamente”, sino por buscar la voz de Dios a través de su Palabra. Así como Moisés se quitó sus sandalias al estar frente a la zarza que no se consumía porque estaba en tierra santa, nosotros debemos abrir la Biblia con un espíritu de humildad, porque tierra santa estamos pisando. Es cuando nos encontramos con Dios que somos transformados y podemos vivir espiritualmente.
Ningún cristiano conservador se atrevería a decir que la Biblia no es inspirada por Dios, pero sí muchos ponen sus experiencias y emociones por encima de la Biblia. Dicho de otra manera, ponen su palabra personal por encima de la Palabra de Dios. Esto es serio, porque el peligro es no conocer realmente a Dios.
Meditemos seriamente en esto, pues pensando que caminamos bajo el llamado de Dios, quizá estemos caminando hacia la muerte (Proverbios 14:12). El llamado que Dios nos hace es a conocerle.
Para terminar, deseo animar a todos mis hermanos en Cristo a venir delante del Señor en total dependencia y humildad, para que Él obre en corazones que no solo tengan hambre de saber sobre Dios, sino un profundo deseo de conocer a Dios. El llamado supremo de todo creyente es conocer a Dios en la belleza de Jesucristo (Juan 14:6; 9).